miércoles, 31 de marzo de 2010

Feria de San Marcos


Cuando personas del Distrito Federal o de otras partes de la República me preguntan qué hay de “característico” en Aguascalientes muchas veces no sé exactamente qué contestar. En Aguascalientes no hay espectaculares escenarios naturales como en Chiapas o Hidalgo, no tiene un hermoso centro colonial al estilo colonial de Puebla o Querétaro, ni existen instalaciones que puedan calificarse como “modernas” al estilo del Distrito Federal o Monterrey… no tiene un clima que se pueda considerar característico y único de la región (es bastante similar al de Zacatecas y creo que el clima semi-desértico más bien es distintivito de éste último y de Durango que del pequeño estado) y las industrias que le dieron cierta notoriedad en el pasado, la del deshilado y la vinícola, hoy están prácticamente desaparecidas. No existe un platillo local típico (como los chongos zamoranos, el mole poblano o las tortas ahogadas), ni hay comunidades locales indígenas lo suficientemente extensas como para darle un toque particular al estado (como en Chihuahua, Oaxaca o Guerrero), ni la posibilidad (por todo lo anteriormente mencionado y su lejanía de las costas) de que se convierta en un destino turístico que atraiga a los turistas nacionales e internacionales…


Usualmente para responder la pregunta que les mencioné anteriormente opto por tomar la salida fácil: la Feria de San Marcos. La Feria de San Marcos indudablemente es el evento más importante a nivel estatal y un importante porcentaje de la población hidrocálida vive exclusivamente de la derrama económica de las pocas semanas que dura esta popular celebración. La Feria dura tres semanas (en los últimos años se decidió extenderla a un mes aunque, tras el desastre del año pasado –se canceló por la influenza-, al parecer en esta ocasión va a ser nuevamente únicamente de 21 días) durante las cuales se suspenden clases (en Aguascalientes no hay vacaciones de Semana Santa y Pascua, únicamente se dan el jueves y el viernes santo y posteriormente se dan dos semanas de Feria), muchos establecimientos fuera del perímetro ferial cierran sus puertas y una importante cantidad de trabajadores aprovechan para tomar sus vacaciones (ya que incluso pueden salir del estado pagando menos ya que no es temporada alta). La Feria le da a Aguascalientes esa peculiaridad que, desafortunadamente, ni su geografía, ni su historia, ni su cultura local, ni su gastronomía le pueden brindar (ojo no estoy diciendo que no tenga historia ni cultura, sino que, comparándolo con el resto de los estados de la República, ninguno de estos rubros es lo suficientemente rico para que sea una peculiaridad que le permita distinguirse en un país con entidades tan bellas y diversas).

Tristemente la “particularidad” hidrocálida se distingue más por su ánimo festivo que por la calidad de sus eventos culturales (que, aunque tiene eventos de altísima calidad, no se pueden comparar con los del Cervantino en Guanajuato, ni con los expositores –Bob Dylan y Alejandro Sanz sólo por mencionar algunos de los más comerciales- que en los últimos años ha traído la feria zacatecana). Durante estos días el centro de la ciudad se transforma en una gigantesca cantina en la cual la tradicional y rígida moral provinciana se relaja bastante para recibir a los visitantes que llegan del resto del país y del mundo para beber, bailar y, en general, echar todo el desmadre que se pueda realizar en unos cuantos días.


La pregunta que yo me hago es, si finalmente la Feria es el único elemento capaz de brindarle una especie de “trade mark” a Aguascalientes, ¿no valdría la pena cuidar un poco más el aspecto cultural de la verbena para que no se vea al exterior únicamente como un lugar para alcoholizarse y echar desmadre? ¿A nadie más le parece contradictorio que la rígida moral hidrocálida, demostrando un pragmatismo bastante curioso, no sólo se relaje bastante durante estas tres semanas, sino que incluso promueva orgullosamente una Feria de desparpajo y desmadre sin control? ¿Verdaderamente la Feria identifica a una hidrocálido como lo puede hacer Tula a un hidalguense, San Cristóbal de las Casas a un chiapaneco o la huasteca a un potosino?

Respondiendo a la última pregunta creo, desde mi personal punto de vista, que desafortundamente no lo puede hacer y mucho menos si se olvida el carácter tradicional y cultural de la verbena ya que finalmente el “aspecto comercial y la vida nocturna” que se ofrecen en estas semanas en Aguascalientes, después de todo, lo puede realizar cualquier feria… A pesar de todo esto cuando alguien me vuelva a preguntar qué es lo característico de Aguascalientes tendré que seguirles contestando que su Feria, sin embargo, espero que algún día esta dichosa Feria verdaderamente sea un símbolo que pueda hacer sentir orgulloso a todo el hidrocálido que represente… buenas noches y buena suerte…

No hay comentarios:

Publicar un comentario