viernes, 7 de mayo de 2010

Aguascalientes y la política


La cosa en Aguascalientes está que arde. Mientras que la mayor parte de los hidrocálidos disfrutan las “delicias” de su gloriosa Feria Nacional de San Marcos, un pequeño porcentaje (porque la realidad es que grandes segmentos de la población –y en especial los jóvenes- están muy poco politizados) está muy preocupado frente a la manera en que se está desenvolviendo la elección gubernamental de este año. Todo es un cochinero. El candidato por el PAN, Martín Orozco, corre el riesgo de perder la posibilidad de competir por la gubernatura debido a que desde noviembre del año pasado existe un proceso penal en su contra (él se defiende diciendo que es una artimaña política para sacarlo de la contienda… lo cual no se me haría nada raro… sin embargo, la realidad es que el PAN sabía que existía esta posibilidad y aún así decidió registrarlo como candidato). Tras la notificación del IFE estatal de que Orozco no podrá participar en la contienda (a pesar de tener un amparo federal), ahora el TRIFE es el que tendrá que determinar si es viable que el candidato continúe su campaña o si Acción Nacional se quedará sin la posibilidad de competir por la gubernatura del estado. Como pueden ver, todo está muy turbio.


La realidad es que la vida política en Aguascalientes enfrenta una de sus más severas crisis, sino es que la más severa, de los últimos años. Conocida por ser un tradicional bastión panista y uno de los primeros estados en vivir la famosa “transición democrática”, Aguascalientes durante años fue ejemplo del progreso y del bienestar que supuestamente iba a traer al país la apertura democrática y la alternancia política. Se le atribuyó directamente a Acción Nacional la bonanza económica que vivió el estado entre finales de la década de los noventa y principios de este nuevo siglo. La realidad es que múltiples factores incidieron en que se consolidara esta pasajera bonanza, sin embargo, no se puede dejar de reconocer que los gobiernos panistas hicieron su trabajo y, aunque me duela en el alma reconocerlo, lo hicieron bien.


Hoy las cosas pintan muy diferentes para el pequeño estado. La gestión de Luis Armando Reynoso Femat (la que concluye este año) ha sido desastrosa y no sólo deja al estado profundamente endeudado y completamente fragmentado políticamente, sino con una opinión pública molesta y desencantada frente al nepotismo, la impunidad y la corrupción que caracterizó a toda la administración de este peculiar personaje. Reynoso Femat dedicó todas las energías de sus seis años de gobierno a realizar obras “majestuosas” (el estadio, la Isla San Marcos, llenar de palmera toda la ciudad, sólo por mencionar algunas) y a darse una vida de señor feudal (los rumores de sus fiestas, sus adquisiciones materiales o sus) con los limitados recursos de un estado que atraviesa por un severo estancamiento de su actividad económica y que, literalmente, vive de la derrama económica de las contadas semanas que dura su famosa Feria (imagínense como está si el año pasado se canceló).


El caso de las elecciones ha sido paradigmático. A finales del año pasado parecía un hecho que el PAN perdería la gubernatura del estado (¿pueden creer que se vislumbrara la posibilidad de que el PAN perdiese al conservador Aguascalientes? Imagínense que tan mala ha sido la gestión del actual gobernador) debido a que el posible candidato del blanquiazul, Raúl Cuadra, era sumamente impopular y muy cercano al controvertido gobernador. El PAN a nivel nacional, viendo la posibilidad real de perder la elección de 2010, prefirió impulsar la candidatura del conocido y popular ex alcalde de la capital Martín Orozco (cabe resaltar que Orozco y Reynoso Femat fueron compañeros de fórmula de 2004). Esto, evidentemente, molestó mucho al cuasi despótico gobernador el cual, en un acto de completa inmadurez política, comenzó a apoyar a su amigo personal, el candidato príista Carlos Lozano de la Torres, en contra de la candidatura de Orozco. Se dice que, detrás del proceso penal en contra de Orozco, se encuentran directamente involucrados Reynoso Femat y Lozano de la Torre. Conociendo a ambos personajes, no dudo que esto sea así.


El caso de Aguascalientes refleja dos tendencias que se han venido consolidando en los últimos años dentro de la política mexicana: la indisciplina partidista y el “resurgimiento” de gobernadores-caciques que son completamente intocables. Al igual que lo que se vivió en San Luis Potosí hace menos de un año, el gobernador, por motivos meramente personales, no ha tenido empacho en apoyar a un candidato de otro partido, aunque esto finalmente le cueste la gubernatura al propio. Esto no es hablar de disciplina partidista. Igualmente Reynoso Femat es un ilustre representantes de la lista de gobernadores –Ulises Ruiz, Fidel Herrera, Mario Marín, Peña Nieto- que son verdaderos caciques y que se encuentran muy por encima de la ley y de las instituciones de sus respectivos estados. Tristemente esta es una tendencia que se ha incrementado en el país. Habrá que ver si esta telenovela, al igual que todo el sexenio de Reynoso Femat, nuevamente acaba en impunidad… Buenas noches y buena suerte…


PD: Imagen del gober Reynoso (derecha) y Martín Orozco.

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