miércoles, 4 de noviembre de 2009

Alhóndiga de Granaditas


Durante mi viaje a Guanajuato tuve la oportunidad de visitar uno de los lugares que, desde que era pequeño, más me han llamado la atención debido a la violencia de los acontecimientos que ocurrieron en su interior y a las repercusiones que tuvo no sólo en el movimiento iniciado por el cura Miguel Hidalgo en 1810, sino en toda la construcción histórica de nuestro país: la Alhóndiga de Granaditas. A primera vista el lugar no tiene ninguna particularidad estética en particular (y menos aún comparado con la belleza de los demás edificios de la ciudad) por lo que, para cualquiera que no sepa cuáles fueron los eventos que acontecieron en su interior, visitarla no tendría la menor relevancia. Sin embargo, existen lugares que a pesar de que no son creados con la intención de formar parte de la historia (como lo serían lo grandes palacios, los monumentos, las tumbas, creados para transmitir un mensaje a la posterioridad), los acontecimientos llevan a que adquieran una importancia peculiar. Evidentemente la Alhóndiga de Granaditas es ejemplo de este segundo tipo de recintos, ya que el desenvolvimiento de los acontecimientos fue lo que determinó que hoy sea uno de los sitios turísticos a los que debe asistir cualquier mexicano interesado en la historia de su país que visite Guanajuato.


Tal y como su nombre en árabe lo indica, alhóndiga significa depósito de granos, y con este propósito, la Intendencia de Guanajuato inició su construcción a finales del siglo XVIII. El proceso de edificación tardó casi 10 años por lo que fue inaugurada hasta 1809. Desafortunada o afortunadamente, según el ángulo del que se vea, sólo cumplió éste cometido por escasos 10 meses. El 28 de septiembre este almacén de granos pasó a formar parte de la historia de México, al perpetuarse una de las masacres civiles más cruentas de las que tengamos memoria cuando una colérica muchedumbre recién levantada en armas proveniente del pueblo de Dolores, y encabezada por el cura local Miguel Hidalgo, arremetió violentamente contra los españoles que se encontraban refugiados en este recinto (la idea fabulosa de meterse en ese lugar fue del intendente Riaño ante el miedo que desató este movimiento entre las clases acomodadas guanajuatenses… recordemos que se les denominaba intendentes porque tras las llamadas reformas borbónicas -impuestas por Carlos III para reducir el poder de los virreyes- se suplantó a los alcaldes mayores por nuevos gobernantes impuestos directamente por España a los que se les nombró de esta forma). En tan sólo unas horas la masa enardecida asesinó a más de 400 hombres, mujeres y niños, lo que generó una histeria colectiva entre los peninsulares, criollos acomodados y extranjeros residentes en la entonces Nueva España. A partir de este momento fue que verdaderamente empezó la guerra de independencia ya que, sólo tras la masacre, el virreinato se dio cuenta de la fuerza que había adquirido el movimiento y, como consecuencia, respondió con la fuerza que debía de responder a una rebelión de esta naturaleza.


Posteriormente el destino de la Alhóndiga también es sumamente peculiar ya que fue utilizada desde como cuartel militar -primero para las tropas encabezadas por el cura Hidalgo y por Ignacio Allende y después para las de Calleja- hasta como pedestal para las cabecitas de los cuatro líderes del movimiento rebelde (lo que a mí parecer es algo terrorífico desde todos los ángulos posibles). Sin embargo, la trascendencia de lo acontecido en Guanajuato fue tal que, cuando Hidalgo estaba a las afueras de la ciudad de México, recordando lo acontecido en la Alhóndiga, decidió no entrar temiendo que ocurriera una masacre similar, lo que llevó a que no se terminara en ese momento el enfrentamiento y a que la lucha durara por casi 10 años más.


Además de estas repercusiones en el transcurso de la lucha, considero que también es importante destacar que nunca más, hasta donde yo tengo memoria, ha habido una venganza similar perpetrada por la clase oprimida en contra de sus opresores. La clase dominante aprendió su lección y, a partir de este momento, las masas serán manipuladas y controladas por sus mismos líderes para evitar que lleven a cabo violentos cambios radicales. Fue precisamente en este momento cuando todos los grupos en busca del poder político se dieron cuenta de la fuerza que tiene un movimiento social de esta naturaleza y firmaron un acuerdo implícito en el que acordaron que se podían enfrentar entre ellos, pero nunca dejando que esta masa tomara verdadera conciencia de su poder y fuerza.


Por todas estas razones moría por conocer la famosa Alhóndiga… quería sentir si había algún tipo de vibra rara (sí lo admito soy medio espiritista jajaja) por las 400 personas masacradas ahí… quería imaginarme de manera más tangible a las desesperadas españolas lanzando desde el segundo piso sus joyas con la esperanza de que se apiadaran de sus vidas… quería imaginar a los enfurecidos y resentidos campesinos indígenas entrar y tratar de cobrarse una venganza impagable de 300 años de explotación y miseria… quería transportarme a ese efímero momento en el que, a través de la sangre y la violencia, se llevó a cabo una distorsionada reivindicación social… quería recordar el momento en el que una revueltilla rural se transformó en una verdadera revolución y en una verdadera amenaza para el orden establecido… quería conocer el lugar de inicio y muerte del verdadero cambio que, en la realidad, nunca ocurrió… Buenas noches y buena suerte.

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