miércoles, 11 de noviembre de 2009

La muerte del SME...


Soy un ferviente creyente en el sindicalismo. No hay nada que me aterre más que la idea de que este país se quede sin sindicatos. Creo ciegamente en la fuerza de la clase trabajadora y en las movilizaciones de masas como mecanismos de presión para gobiernos autoritarios y desvinculados de las necesidades de su pueblo. Estoy convencido de que los sindicatos son uno de los pocos instrumentos de civilidad que separan a nuestra supuesta “modernidad “del esclavismo. Conozco de las luchas obreras y sindicales en nuestro país y me enorgullezco profundamente de ellas. Y, a pesar de eso, hoy no fui a la marcha. Y no fui el único. Hoy millones de personas en la ciudad de México y en el resto del país hicieron sus actividades normales o prefirieron quedare en casa antes de salir a apoyar la marcha del recién disuelto Sindicato Mexicano de Electricistas. Mi pretexto: tengo una gripa infernal. Las de los demás, no las conozco. Sin embargo, hay un hecho ineludible: hoy las personas en la marcha no fueron suficientes para obligar al gobierno a sentarse en la mesa de negociaciones con el disuelto sindicato.


Teóricamente la sociedad civil mexicana se debió haber levantado a defender uno de los sindicatos con más tradición de lucha social en el país. Debido a la gravedad de la crisis económica por la que atravesamos, a la pobreza, a la desigualdad, al desempleo y a la marginación que sufren millones de mexicanos, la de hoy debió haber sido una megamarcha donde se volcaran todas las demandas e inconformidades y, sin embargo, esto no pasó. La pregunta es ¿por qué?... Finalmente no creo que exista una respuesta única o sencilla para esta interrogante, pero sí creo que el factor “memoria” influyó mucho para que hoy, el pueblo mexicano decidiera dejar morir al SME. Memoria de los malos tratos que se recibían cuando acudían a hacer cualquier aclaración a las instalaciones Luz y Fuerza… memoria de las largas esperas al teléfono para que alguien se dignara a atenderlo… memoria de la mala calidad del servicio que ofrecían algunos de los miembros del sindicato… efectivamente memoria, a corto plazo, pero al fin y al cabo memoria. La sociedad civil le cobró al SME años de mal servicios y de malas caras de la manera más cruel… simple y sencillamente, ignorándolos. Y el SME lo sabía… por eso fueron tan cautos en decir sus rutas y por eso informaron por todos los medios posibles para tratar de molestar lo menos posible a la sociedad civil… precisamente porque sabían que no contaban con el apoyo de amplios sectores de la población… segmentos que, finalmente, no se unieron a su lucha.


Desafortunadamente yo nunca tuve ningún tipo de relación con Luz y Fuerza para poderles dar mi opinión personal con respecto a su trabajo, pero sí la he tenido con uno de los sindicatos que más se solidarizó el día de hoy el SME y uno de los más representativos por su lucha y trayectoria: el STUNAM. Y, precisamente por el contacto que he tenido con ellos, tampoco puedo culpar o señalar a los mexicanos que se quedaron sentados a ver morir al sindicato de electricistas. Evidentemente soy humano y los malos tratos y las groserías me molestan y me ofenden y la prepotencia con la que me han tratado algunos de los miembros del sindicato de la UNAM me exasperan muchísimo, por lo que, en caso de que STUNAM fuese el siguiente en la lista (que no lo dudaría) me levantaría a defender al sindicato por su trayectoria histórica y por las implicaciones que tendría una irrupción de esa naturaleza en los asuntos de la Universidad… pero no estoy seguro de que lo haría por defender a los trabajadores actuales, ya que, a pesar de que sé que no son todos actúan de esta manera, tristemente son los que más uno recuerda.


Los sindicatos que aún siguen en pie deben tomar en cuenta que, debido a la educación tan sesgada que recibimos, la mayoría de los mexicanos no conocen la trayectoria ni la trascendencia del sindicalismo y tal vez el único contacto que tengan en la vida con una organización sindical va a ser en la ventanilla a la que lleguen a pedir informes. Por esta razón, es necesario que los trabajadores sindicalizados tomen conciencia de la importancia que es transmitir otra imagen a la sociedad de su trabajo y que modifiquen muchas de las conductas que hasta el día de hoy los han caracterizado. Esto puede ser la diferencia, literal, entre la vida o la muerte del sindicalismo mexicano, ya que, ante la fuerza del enemigo, no se puede luchar solos. Buenas noches y buena suerte.


PD: Dato aparte. El SME era parte del Congreso del Trabajo y ni una sola organización del CT estuvo presente en la marcha (ni CROM, ni CROC, ni CTM), no estaba toda la UNT (faltaba el Sindicato del Seguro Social), no estaban los ferrocarrileros, ni –obviamente- los maestros… en fin, los sindicatos brillaron por su ausencia.

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