domingo, 14 de febrero de 2010

Indignación y disculpa...


A estas alturas del partido ya muy pocas noticias nos generan sorpresa e indignación. 10 nuevos decapitados en Michoacán, 20 000 damnificados a raíz de las lluvias en los municipios de Ecatepec y Nezahualcóyotl, 170 000 muertos en Haití, 50 millones de desempleados en el 2009 como consecuencia de la crisis económica… en fin, la naturaleza de estas exorbitantes cifras han generado que hoy en día muy pocas situaciones causen la indignación y el descontento que en otras situaciones (no utilizo el término “normal” ya que el comentarista televisivo Esteban Arce ya nos dio toda una cátedra de la normalidad y francamente, bajo esta óptica, la normalidad apesta) provocarían este tipo de acontecimientos. Y lo peor es que, en caso de que exista tal indignación, esta suele ser de un muy muy corto plazo. Para el día de hoy, tanto los titulares como la mayor parte de los mexicanos nos hemos olvidado de la tragedia en Haití… sin embargo, en este pequeño país caribeño 2 millones de seres humanos han perdido prácticamente todo (familiares y recursos materiales nada más para empezar el recuento) y se ven obligados a iniciar una “nueva” vida con un panorama aún más desalentador –si es que se puede- del que tenían antes del terremoto. Se nos ha olvidado también que muchos de los 50 millones de desempleados que arrojó el 2009 se suman a un ya extensísimo “club” de personas que viven angustiadas no por su futuro, ni por lograr sus aspiraciones y sueños, sino simple y sencillamente por llevarse algo de comer a la boca. Se nos ha olvidado ya las hummers de Elba Esther, las muertas de Juárez, las fechorías de Marío Marín, la situación Cananea… bueno ya hasta se nos olvidó lo que hacía la Trevi con sus “pupilas” y nos emocionamos profundamente cuando la vimos casarse nada más y nada menos que de ¡¡¡blanco!!!! Sí, sí, en efecto, como la pecesita Dory de Buscando a Nemo, al parecer los mexicanos no tenemos memoria.

Sin embargo, como ya les mencioné, ocasionalmente tenemos algunos breves episodios de indignación y actualmente tenemos el de “moda”: 16 adolescentes –cuya relación con el narco no fue esclarecida a pesar de las poco afortunadas y apresuradas declaraciones de Calderón en Japón- fueron asesinados durante una fiesta en la violentísima Ciudad Juárez. Por supuesto que considero que es una nota horrorosa que debería generar un reclamo social generalizado frente a la violencia inusitada en la que vivimos inmersos, pero también me pregunto ¿por qué tanto revuelo si, frente a las cifras a las que nos tienen acostumbrados todos los días, sólo eran 16? ¿Por qué si sabemos que muchos de los asesinados diariamente no son ni siquiera parte de los mandos medios de las grandes familias del narco y que muchas veces únicamente son jóvenes que -hundidos en la miseria y en la falta de oportunidades- no tuvieron otra opción más que unirse a ellas para tener un nivel “decoroso” de vida, no nos enojamos de la misma manera? ¿Por qué si sabemos que millones de jóvenes tienen un futuro sombrío y turbio no reclamamos con las misma intensidad que se les brinden las oportunidades que, sólo por el hecho de ser personas, se merecen? La única respuesta que se me ocurre es que son precisamente este tipo de acontecimientos los que nos sirven para recordar que los receptores directos de los errores garrafales que comete nuestra clase política mexicana son precisamente los menos culpables: los niños y los jóvenes.

Tal vez por esta situación la disculpa que ofreció Calderón no se debió haber limitado sólo a las víctimas de esta terrible tragedia, sino a TODOS los jóvenes mexicanos, ya que al final del día ¿quiénes de su generación señores políticos asistieron a una fiesta a sus 14 o 15 años con el temor de que un grupo de hombres armados llegasen y masacrasen a todos sus invitados? ¿Quiénes de su generación entraron a la universidad con la certeza de que muy probablemente saldrían sin empleos, subempleados u obligados a trabajar jornadas maratónicas con magros sueldos y sin ningún tipo de seguridad social o prestaciones? ¿Quiénes de su generación vivieron en un país con tan pocas oportunidades y con un futuro así de aterrador y sombrío? Afortunadamente para ustedes señores y desafortunadamente para nosotros, creo que no muchos. Buenas noches y buena suerte.
PD: La imagen es "Any Given Sunday" en Ciudad Juárez, Chihuahua...

1 comentario:

  1. Y podemos agregarle más y más cifras de verguenza pero no nos amarguemos la tarde, el menos por hoy. Buena entrada Jaime (chale que respetuoso y formal me vi, como dicen el los AA solo por hoy)

    ResponderEliminar