domingo, 21 de marzo de 2010

Alicia...


Aún no puedo determinar qué fue lo que me pareció tan chocante de la última cinta de Tim Burton, Alicia en el país de las maravillas, pero la realidad es que salí de la función con un pésimo sabor de boca (sabor que me quitó un par de capítulos de la serie Glee, muy buena ampliamente recomendable). La trama en ningún momento me atrapó, sentí que ninguno de los personajes era ni remotamente memorable y su magnificencia visual me parece que fue insuficiente (a diferencia del caso de Avatar) para justificar las limitaciones del guión y las actuaciones.


Antes de comenzar a enunciar mis quejas con respecto a la cinta, vale la pena resaltar que, a diferencia de muchas de mis amistades, mis expectativas a la hora de acudir a ver la película no eran muy altas. Alicia no es ni de mis libros favoritos, ni de mis películas animadas consentidas de la niñez y, a pesar de que me gusta mucho el estilo de Tim Burton (creo que la Leyenda del Jinete sin cabeza, El Gran Pez y Batman Regresa son absolutamente geniales), tampoco soy su fanático incondicional, ni mis expectativas con sus cintas son enormes, por lo que francamente no era un público difícil de convencer. A pesar de esto, como ya les mencioné, Alicia no logró convencerme. No podría calificar a la cinta como “mala” (ya que me parece que quienes califican o descalifican de manera tan tajante una película, un libro, un disco, etc., no tienen verdadera conciencia del enorme trabajo que implica su creación) pero sí encuentro algunos problemas que incluso yo, que no soy ningún experto en la materia, pude fácilmente identificar.


El primero es que las actuaciones se encuentran brutalmente contenidas y que, en aras de darles un toque de “humanidad” a los personajes, estos dejaron de ser particulares y únicos. Johnny Deep, cumplidor con siempre, interpretó a un sombrerero el cual (en palabras de Luis) “ni está tan loco”, ni muestra la verdadera complejidad del personaje que el actor, intuyo de sus escenas “sentimentales”, intentaba mostrar. Al personaje de Helena Bonham Carter le faltó (nuevamente como en Sweeney Todd) muchísima fuerza y energía (porque, a pesar de su extravagante look, se la comía cualquier personaje que se pusiera a su lado), por lo que cada película que pasa me hace desear más y más fervientemente que ya se aleje, evidentemente en el ámbito laboral, de Burton (creo que la última gran película de Helena es El Club de la Pelea y de eso ya hace más de diez años…). En el caso de Anne Hathaway creo que su papel era taaannn malo que el hecho de que la Reina Blanca resultase ser sosa, plana y francamente ridícula, no fue enteramente su culpa. Los demás personajes van por la misma línea. El gato no fue ni tan misterioso ni ingenioso, la oruga filosófica resultó bastante gris, la liebre salió muy poco tiempo y la ratita agresiva no sé porqué pero todo el tiempo me recordaba al gato con botas de Shrek. A pesar de que no podría calificarlos como “memorables” sí hubo dos actuaciones que me gustaron bastante: la de Alicia y la del matón de la Reina Roja.


El segundo problema, desde mi perspectiva, fue la falta de “definición” de la película. No es ni una película para niños ni para adultos, ni clara ni oscura, ni fantasiosa ni real, ya que, a pesar de entiendo que el estilo de Burton generalmente es inclasificable, en esta ocasión esta “ambivalencia” dio como resultado una cinta bastante en gris. La única explicación congruente que encuentro es que, en aras de abarcar una mayor audiencia (la infantil), no se mostraron personajes verdaderamente oscuros, lo que indudablemente mermó el interés del público adulto (lo que me sorprende de Burton ya que supo manejar esta dualidad bastante bien en El extraño mundo de Jack), sin embargo, Alicia tampoco logró cautivar al público infantil ya que los escenarios son tétricos y el desenvolvimiento de la trama cansado y lento.


El tercero, y tal vez el mayor de estos problemas, es el guión. El guión por alguna razón no logra atrapar al espectador, es ridículamente predecible y en ningún momento permite el lucimiento de los actores. Otro problema lo ubico en el mismo nombre de la cinta ya que considero el truco de utilizar el nombre y la popularidad de la antigua película de Disney fue algo tramposo y no dio buenos resultados, al menos en el terreno de las expectativas generadas. Pero creo que (evidentemente aunado a todo esto) lo que en verdad generó mi mal sabor de boca fue el hecho de que, al parecer, una fórmula tan exitosa como lo fue la Burton-Deep-Carter ya está dando severas muestras de agotamiento y sus elementos parecen no darse cuenta de ello... Sin embargo, como les dije sólo es una visión personal, juzguen (en miércoles por favor no gasten más de 50 pesos) por ustedes mismos. Buenas noches y buena suerte.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que utilizar el mismo título no fue la mejor idea, sobre todo porque la idea no era rehacer la película con un toque diferente, sino crear una historia completamente distinta. Justo por eso le doy crédito, pues siempre me ha parecido mala la idea de basarse en un libro para hacer el guión de una película, pues siempre quedan cabos sin atar, nada como tomar la idea general del escritor y desarrollar una nueva dentro del mismo marco.
    A mí también me hubiera gustado que el sombrerero, la oruga y el gato debrayaran más; la historia de Alicia cobra sentido cuando logran aclarar sus argumentos y eso sí me aturdió, pero pienso que la idea no era repetir sus "viajes", sino que Alicia regresa después de muchos años y se encuentra en un mundo diferente. Era necesario estar conciente de la historia original, haber leído los libros, para entender los debrayes a medias (de dos líneas) que intentaba recordar cada uno de los personajes.
    En fin, también pienso que el guión no es tan "taquillero" pero no es un argumento en contra, por el contrario, pienso que es para cierto tipo de público (definitivamente no infantil) de esos que les gusta ver películas que no les cuentan toda la historia con imágenes, sino las que le de la oportunidad de pensar entre cada escena.

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