Angela's ashes

Durante la semana que estuve de vacaciones en Aguascalientes me dediqué a hacer mis múltiples tareas escolares, a salir con mis viejos (de tiempo de conocerlos noooo crean que de edad todos son unos jovenzuelos…) amigos y a ver cantidades industriales de películas con mi hermano. En realidad fueron pocas las cintas en las que pude superar mi creciente narcolepsia (es increíble me quedo dormido en todos, literalmente, en todos lados), sin embargo, hubo una, de la cual me gustaría comentarles, que logró mantenerme despierto de principio a fin. Se llama Las cenizas de Angela.

Las cenizas de Angela es una película de 1999 -basada en un libro de memorias publicado en 1996 escrito por un profesor irlandés llamado Frank McCourt y premiada con el Premio Pulitzer tres años después-, dirigida por el famoso Alan Parker (quien dirigió Expreso de Medianoche, Fama y The Wall… eso es versatilidad) y protagonizada por Emily Watson y Robert Carlyle. Si algunos no conocen el trabajo de Emily Watson les recomiendo “Rompiendo las olas” de Lars Von Trier (el director de Bailando en la Oscuridad y Dogville), la escalofriante historia de una muy inocente –tirándole a completamente demente- mujer que se enamora tanto, tanto, pero tanto de su hombre que cuando queda minusválido acepta acostarse con otros hombres para contarle sus aventuras y provocarle excitación sexual… Bueno pues en esta ocasión su papel está casi igual de extremo pues Watson interpreta a una madre irlandesa (la Angela del título) que pierde, en un corto lapso de tiempo, a tres de sus cinco hijos a causa de la pobreza, la enfermedad y el hambre y que es obligada a salir adelante, junto con el resto de su familia, en condiciones absolutas de miseria. El padre de los niños, interpretado por Robert Carlyle, es un alcohólico ex combatiente del ERI incapaz de mantener un trabajo el cual, completamente rebasado por las circunstancias, finalmente, abandona a su familia. El mayor de los niños sobrevivientes, el autor del libro, es el encargado de compartirnos la historia de su familia.

La trama innegablemente es triste. Sin embargo, Las cenizas de Ángela no es una historia lacrimógena. Es una historia de la vida real. Tan real que tiene momentos de risa, de felicidad, de enojo, de impotencia, de llanto. Tan real que, a pesar de que sabes que el padre es un alcohólico bueno para nada, no puedes odiarlo, ya que puedes ver a un hombre sensible, deprimido y profundamente triste por no poderle brindar a su familia un nivel de vida mínimamente digno. Tan real que ves a una madre cansada, molesta, frustrada y tirada todo el día en la cama, pero a la que no puedes culpar por haberse rendido frente a la vida, a la que no puedes juzgar por salir de su casa únicamente para mendigar su comida y la de sus hijos. Tan real que ves a un niño que es obligado a crecer en las circunstancias más horribles y adversas pero que vivió junto a sus padres momentos de plena felicidad, de amor familiar, de juegos, de sonrisas, recuerdos que, al fin y al cabo, no puede ni debe olvidar. Una historia que no se puede limitar a un adjetivo calificativos, triste / motivacional /cómica, ya que es mucho más que eso. Es todas ellas. Las cenizas de Angela es una película sobre la vida real.

La película está ambientada en la primera mitad del siglo XX en una Irlanda profundamente católica y empobrecida. El director es sumamente cuidadoso con los escenarios. El guión y la música son simplemente hermosos. Las actuaciones de los padres son fabulosas y los niños que interpretan al pequeño Frank (el hijo mayor) en las diferentes etapas de su infancia están más que destacables. La sensibilidad y el cuidado con que fue hecha esta cinta se encuentran presente en cada uno de sus cuadro. Es. simple y sencillamente, maravillosa. Creo que, desafortunadamente, Las cenizas de Ángela es de esas películas cuya belleza no puede ser realmente apreciada en su tiempo. Espero que, en un futuro cercano, otras generaciones sí lo puedan hacer. Buenas noches y buena suerte.