domingo, 25 de abril de 2010

Arizona y la intolerancia...


Alguna vez escribí alguna entrada sobre la película “Intolerancia” del fabuloso director estadounidense D.W. Griffith. En ese entonces describí las razones que llevaron a Griffith a realizar una cinta que girara en torno a esta temática y la importancia de, en la actualidad, retomar el mensaje que nos transmite, acerca de los graves peligros que acarrea la intolerancia y de las consecuencias fatídicas que tiene su prevalencia para garantizar la armonía y la estabilidad de la sociedad en su conjunto.

Hoy, tristemente, me percato de que muchas de las noticias que salen en los principales diarios a nivel nacional e internacional están plagadas intolerancia. Sólo por mencionar dos ejemplos: la primera es del partido Jobbik, el cual sigue ganando espacios en Hungría basándose en una campaña de señalización de las minorías como causantes de los problemas económicos que en los últimos años ha vivido el país y la segunda es del Partido Popular en España, el cual sigue buscando por todos los medios llevar a juicio al juez Baltasar Garzón por perseguir, supuestamente sin la capacidad de hacerlo, los crímenes del franquismo (Garzón es uno de los pocos jueces que se han dedicado a perseguir los crímenes cometidos durante el franquismo y la dictadura de Pinochet… como dato curioso fue quien emitió la orden de aprehensión y extradición del famoso Ricardo Cavallo). Evidentemente, las posiciones con respecto a ambos temas están más que encontradas y amenazan la armonía entre distintas facciones en España y Hungría. Habrá que ver cómo se desarrollan los hechos, sin embargo, yo no descartaría reacciones violentas en los próximos días o incluso meses, relacionadas con estos temas, en cualquiera los dos países.

Sin embargo, una nota más, plagada de intolerancia, nos afecta a todos como mexicanos. La gobernadora de Arizona, Jan Brewter, el viernes pasado ratificó una iniciativa (que ya había aprobado previamente el Congreso estatal) en la que se faculta a todos los policías del estado a detener a cualquier persona en las calles que, sólo por su mero aspecto físico, pudiese parecer inmigrante. De esta manera, a partir de este momento y gracias a esta nueva ley, todos los policías ordinarios de Arizona se han convertido en agentes migratorios. Aún falta ver las consecuencias más severas de esta nefasta legislación, pero de inicio ya ha acrecentado y fortalecido las tendencias xenófobas y antiinmigrantes que durante años se han venido gestando en este estado. Janet Napolitano (a pesar de su moderado conservadurismo) fue bastante cuidadosa en evitar que el agresivo movimiento antiinmigrante se le saliera de control; su sucesora, al parecer, en vez de contenerlo, lo está promoviendo.

Lo único rescatable de esta situación es que las muestras de rechazo han sido generales. El gobernador de Sonora, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte del Senado, la Iglesia Católica (que hay que reconocer que es uno de los grandes apoyo de la comunidad latina en Estados Unidos), numerosas organizaciones civiles e incluso el Presidente Obama han mostrado su inconformidad frente a la decisión del Congreso (vale la pena mencionar que la propuesta fue del Senador John McCain… curioso ya que en 2006 había sido uno de los promotores más activos de una reforma migratoria no tan agresiva con los migrantes que intentaba detener el avance que estaba teniendo la brutal propuesta Sensenbrenner) y de la gobernadora Brewer.

Al parecer el asunto se va a llevar hasta la Suprema Corte de Estados Unidos, no obstante, en mi opinión personal creo que el daño ya está hecho. Si la Corte llegase a aceptar la validez de esta ley, estaría sentando un precedente peligrosísimo en materia de violaciones a los derechos humanos y civiles y, si la rechazase, las reacciones de los sectores más conservadores de Arizona no se harán esperar (asesinatos de migrantes, por ejemplo). En ambos casos, todos perderían. En el mejor de los casos (el rechazo, evidentemente) las posturas se radicalizarían y la seguridad, tanto de conservadores como de migrantes, se vería severamente mermada. Las nefastas consecuencias de la intolerancia, una vez más, parece ser que se harán sentir en el mundo y, desafortunadamente, parece que lo harán con más fuerza en nuestra frontera norte… Buenas noches y buena suerte…
PD: En la imagen Brewer firma la famosa iniciativa.

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