domingo, 30 de mayo de 2010

Suicidio


El suicidio es un fenómeno que ha acompañado al hombre prácticamente desde sus orígenes. Independientemente de nuestra postura personal con respecto al controvertido tema, la realidad es que un acontecimiento que existe y que, en algunas ocasiones, sus repercusiones no sólo se limitan a los ámbitos personales o familiares, sino afectan en esferas mucho más amplias. En la actualidad ya se tiene mucho mayor conciencia de los factores químicos y biológicos que influyen en las personas que toman la determinación de terminar con su vida por lo que, afortunadamente, gracias al trabajo de la ciencia, se han podido quitar una serie de estigmas que durante siglos impusieron la religión, la sociedad e incluso la legislación, para sancionar a quienes, por una multiplicidad de situaciones, se viesen orillados a tomar esta decisión.

Aunado a este factor, el suicidio es un fenómeno social y cultural que se ha visto reflejado de manera consecuente en la cultura popular. Desafortunadamente grandes escritores, pintores, actores y músicos en ocasiones son más recordados por su triste final que por la calidad o complejidad de su obra. La fascinación de la sociedad con este tema ha llevado a que se inmortalicen ciertos personajes literarios que terminaron trágicamente con su vida, como por ejemplo, las grandes heroínas de la literatura europea del siglo XIX, Emma Bovary y Anna Karenina, o algunos de los más célebres personajes shakesperianos (Ofelia, Romeo y Julieta). Sin embargo, es importante recordar que los finales trágicos a consecuencia de suicidios no se limitan a la novela europea moderna, sino que en las tragedias griegas, los libros religiosos (sólo en la Biblia podemos mencionar dos casos paradigmáticos: Judas Iscariote y Sansón) y prácticamente en todas las mitologías (Narciso, por ejemplo) encontramos historias con este tipo de finales.

Tristemente, como ya mencioné, este es un asunto que no se limita a personajes o seres mitológicos. Por ejemplo, grandes escritores del siglo pasado -como Kawabata, Hemingway, Sylvia Plath, Alfonsina Storni y Virginia Woolf- a causa del hastío y la depresión, terminaron violentamente con su vida. Pintores como Vincent Van Gogh hicieron lo propio, mientras que otros, como Frida Kahlo y Paul Gauguin, lo intentaron fallidamente en reiteradas ocasiones. Músicos como Kurt Cubain, Tchaikovsky y Violeta Parra terminaron anticipadamente con sus vidas y sus trágicas muertes sirvieron para transformarlos en íconos aún más grandes de lo que fueron en vida. El mundo de la moda, por ejemplo, recientemente fue violentamente sacudido ante el suicidio de su “niño genio” Alexander McQueen. En el caso de grandes políticos como Nerón, Cleopatra, Adolfo Hitler y Getulio Vargas, su decisión de terminar con su vida cambió para siempre la faz de la tierra y el rumbo no sólo de sus allegados cercanos, sino de millones y millones de personas en todos los rincones de la Tierra.

En México no somos ajenos a dramáticas historias de suicidios. A finales del siglo XIX el escritor Manuel Acuña, conocido por su famosísimo Nocturno (que tiene una estrofa rarísima que dice literalmente: “los dos, un alma sola, los dos, un solo pecho, y en medio de nosotros mi madre como un Dios”), se suicidó debido al supuesto amor no correspondido de Rosario de la Peña (a la cual posteriormente se le relacionó con José Martí). En 1931 Antonieta Rivas Mercado, famosa escritora y mecenas de intelectuales mexicanos, se quitó la vida en pleno Notre Dame con la pistola de su ex pareja sentimental, José Vasconcelos. La supuesta ruptura con el ex candidato presidencial y escritor se consideró la principal razón de su trágico deceso. Años después, la hermosa actriz Miroslava Stern haría lo propio, supuestamente, tras enterarse del matrimonio de Luis Miguel Dominguín con Lucía Bosé (los padres de nuestro querido Miguel Bosé). Curiosamente al mismo tiempo que se cremaba a Miroslava, se estrenaba la película “Ensayo de un crimen” de Luis Buñuel, en la cual se quemaba a una figura de cera de tamaño natural de la actriz en un horno. Las actrices Lupe Vélez y Pina Pellicer y la cantante vernácula Lucha Reyes también terminaron con su existencia en circunstancias similares. Víctima del dolor a causa del cáncer, también terminó con su vida el ícono de la era dorada del cine nacional: Pedro Armendáriz.

Como vemos el suicidio es un fenómeno nos ha acompañado siempre y que, hoy en día, gracias a los avances de la ciencia, se puede combatir de una manera mucho más adecuada y certera. El sufrimiento a niveles extremos, aunque no se puede eliminar por completo, ya puede ser combatido, lo que abre una ventana de oportunidad a miles y miles de personas que han perdido, por diferentes razones, las ganas de vivir. A pesar de ello, la problemática sigue presente y estoy convencido de que, para combatirlo, es necesario “desdogmatizarlo” y “humanizarlo”, en aras de que exista la posibilidad de que como sociedad apoyemos a las personas que pasan por momentos difíciles y evitar que sus casos evolucionen de manera fatal… Y sólo sensibilizándonos y hablando abiertamente de ello lo podemos lograr… Buenas noches y buena suerte…

PD: "El suicidio" de Edouard Manet

4 comentarios:

  1. !Prohibido suicidarse en primavera¡

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  2. Se trata de entender, no de juzgar. Sobre todo en una época como la actual en que existen tantos motivos de tristeza y hastío. Abrazos para ti.

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  3. Que buen post. Me gustó tu estilo. Tema interesante por muchos de los motivos que comentas, particularmente porque es un fenómemo, con constantes y variables, que más allá de entender, es necesario considerar. Me gustaría poder citar tu link de este post, puedo??

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  4. claro a blu'n purple muzhroom un saludo!!!!

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