domingo, 30 de enero de 2011

Egipto


Lo que ocurre en Egipto es fundamental no sólo para el Medio Oriente, sino prácticamente para el equilibrio mundial. Es el puente entre el Medio Oriente y África, es un vecino inmediato de los países europeos y posee el control de uno de los pasos interoceánicos más importantes de todo el planeta: el canal de Suez. La importancia de Egipto es tal que, durante el gobierno de Nasser, fue líder de dos de los movimientos de integración más importantes que se consolidaron durante el siglo pasado: el panarabismo y el panafricanismo (el cual permitió la formación de la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana). Egipto fue cuna de una de las civilizaciones más importantes que ha tenido la humanidad y su población está consciente y orgullosa de su glorioso pasado y de la magnificencia de su milenaria cultura…


Tras décadas de silencio y represión, hoy Egipto vuelve a rugir. La revuelta popular en contra del régimen de Hosni Mubarak, quien ha sido presidente de Egipto desde 1981 (Mubarak ascendió al poder tras el asesinato del Presidente Sadat, de quien era vicepresidente… Sadat fue quien firmó los acuerdos de paz de Campo de David con Israel tras la guerra del Yom Kipur en 1973 y quien empezó el proceso de alejamiento de la URSS y los países árabes y el acercamiento con Estados Unidos e Israel), amenaza hoy con romper el frágil equilibrio que mantiene medianamente estable la región del Medio Oriente y abre la posibilidad de que un país, que no teme ser líder y que lo ha sido con anterioridad, tome la batuta anti estadounidense y anti-israelí dentro del agitado y siempre convulso mundo árabe.


El régimen de Mubarak se ha caracterizado por ser profundamente autoritario (particularmente ha diezmado a los miembros de un partido islámico –actualmente ilegalizado- llamado los Hermanos Musulmanes, antecesores directos de Hezbolá y Hamás… a pesar de estos ataques, los Hermanos han adquirido notoriedad en los últimos años y han sido particularmente activos en esta revuelta) y por ser de mucha utilidad para los intereses europeos, estadounidenses e israelíes en la región (mantiene controlada la frontera sur de Israel, evita que el sentimiento antiyanqui de los egipcios aflore, elimina a los grupos islámicos, etc.). En la actualidad, el Presidente egipcio tiene más de ochenta años y ha sido hospitalizado en varias ocasiones por lo que, como le sucedió a Porfirio Díaz en 1908, desde hace rato se especula constantemente sobre quién será el candidato que, tras su muerte, le sucederá en el puesto. Como en Egipto las cuestiones son cuasi-dinásticas, desde hace tiempo ya se ha venido “discutiendo” la posibilidad de que el hijo de Mubarak se convirtiera en el nuevo “faraón”, sin embargo, la realidad es que su vástago no tiene mucho apoyo popular y, a diferencia de su papá, tampoco tiene mucho control del ejército (el cual tiene un peso enorme en Egipto).


Vale la pena resaltar que la situación política de Egipto es convulsa desde hace algunos meses. En noviembre de 2010 se realizaron elecciones parlamentarias, las cuales resultaron ser un completo fraude. El descaro de las autoridades fue tal, que una coalición de partidos laicos encabezados por el ex director del Organismo Internacional de la Energía Atómica El Baradei (del que se escuchará mucho en los próximos meses… creo que, en caso de que se vaya Mubarak, él será la figura clave de la “transición” y a quien se deberán acercar los gringos y los europeos si no quieren que los Hermanos tomen el poder.. de hecho lo último que sé es que se ofreció para mediar entre el gobierno y los manifestantes) prefirió boicotear las elecciones, que participar en ellas. El irregular proceso terminó con el triunfo prácticamente absoluto del partido Mubarak. Esto le dio al Presidente aún más poder (de hecho Egipto vive en estado de excepción casi permanente –impuesto por Mubarak, por supuesto-, lo que otorga un enorme poder al Presidente) y aumentó notablemente el descontento y la molestia de la sociedad civil egipcia.


Por lo tanto, las cosas ya estaban tensas en Egipto cuando, a principios de 2011, decenas de jóvenes comenzaron a inmolarse en todo el Magreb protestando por las malas condiciones de vida y el autoritarismo que desde hace décadas vive la región (en Túnez la inmolación de un joven desencadenó multitudinarias protestas que provocaron que su Presidente, Ben Alí, tuviera que dimitir y salir del país). La ola de inmolaciones también llegó a Egipto y, a consecuencia de ello, en El Cairo y otras ciudades egipcias se empezaron a organizar jornadas de protesta (la organización fue hecha a través de las redes sociales) exigiendo que, tal y como ocurrió en Túnez, Mubarak renunciara a su puesto. Las medidas represivas del régimen no se han hecho esperar: se sacaron tanques para enfrentar a los manifestantes, se suspendieron las líneas de teléfono en todo El Cairo, se clausuraron las líneas de Internet, se impuso toque de queda en prácticamente todo el país, se arrestaron a cientos de personas (incluidos varios líderes de Los Hermanos y a El Baradei se le puso en arresto domiciliario) y hubo decenas de muertos y heridos… Mubarak ya anunció que cambiará a todo su Gabinete y que los instará a realizar reformas sociales y económicas, pero la realidad es que el dictador no tiene intenciones de irse… Vale la pena que mencionar que, a diferencia de Ben Alí, Mubarak sí tiene un férreo control del ejército (quienes jugaron un papel fundamental en lo ocurrido en Túnez y quienes prácticamente han tomado el control en aquél país), por lo que las posibilidades reales de que el movimiento popular genere un cambio real disminuyen paulatinamente, al mismo tiempo que aumenta la posibilidad de enfrentamientos mucho más sangrientos y violentos…


Por lo pronto, Estados Unidos y la Unión Europea ya instaron a Mubarak a que hiciera caso a las peticiones populares (lo que podría evitar que el régimen reaccione con tanta violencia), respondiendo a las presiones de la sociedad civil internacional… sin embargo, quien verdaderamente debe estar al pendiente de lo que pasa es Israel, ya que Egipto y Jordania son los únicos aliados que le quedan en la región (hasta hace poco TurquíJustificar a ambos ladosa también lo era, pero tras el ataque al buque que llevaba ayuda humanitaria a Gaza en el que murieron varios turcos, las relaciones se han enfriado considerablemente) y un cambio radical en el primero podría afectar directamente no sólo sus intereses, sino incluso su integridad territorial. Como podemos ver, una vuelta de tuerca en El Cairo pondría en peligro todo el equilibrio de fuerzas que se había desarrollado en la región y afectaría no sólo a sus países circundantes, sino a prácticamente toda la dinámica internacional. Esperemos que, en caso de que se dé este necesario cambio en Egipto, sea lo menos violento posible… Hasta entonces, sólo nos queda esperar… Buenas noches y buena suerte…

2 comentarios:

  1. Tu siemrpe ayudandome a entender la situación . jeje Gracias por el post . Ya se extrañaban tus notas. Besos.

    ResponderEliminar
  2. Camara, camara, respeta¡
    No te robes las columnas ineditas de Aguayo, jajaja. Muy bien Jaime, ya te veo ahí con tu columna semanal en el Sol de Aguascalientes.
    La verdad es que ya escribes como todo un licenciado lastima que te falten los idiomas.
    Saludos¡¡

    ResponderEliminar