miércoles, 23 de septiembre de 2009

Personajes literarios




Siempre he querido escribir sobre mis personajes literarios favoritos. Evidentemente a lo largo de toda mi vida han cambiado las figuras literarias con las que me he identificado y, a pesar de esto, hay seis personajes que hasta el día de hoy me siguen fascinando tanto por su complejidad y belleza, como por la indeleble huella que dejaron en mi vida. Antes de comenzar a hablar de ellos no puedo dejar de mencionar mi admiración hacia la inmensa capacidad de sus creadores para imprimirles tales niveles de realismo y complejidad y por permitirnos a todo momento sentir simpatía frentes a las emociones y las problemáticas a las que que se están enfrentando estos personajes.


Estoy convencido de que para conocer a una persona es necesario pasar un buen tiempo con él. Con los personajes ficticios es exactamente lo mismo y, por esta razón, no es raro que todos mis personajes escogidos sean de la literatura más extensa y descriptiva que existe (jajaja, tal vez no sea la más extensa pero sí son libros largos), es decir, la literatura europea del siglo XIX. Seis son mis personajes literarios favoritos: Eugene de Rastignac (quien aparece en varias novelas del ilustre escritor francés Honoré de Balzac, pero indudablemente mi fascinación por el personaje es en Papa Goriot), Julian Sorel (protagonista del Rojo y el Negro de Stendahl), Mario Pontmercy (uno de los personajes, más no el protagónico, de Los Miserables de Víctor Hugo), Becky Sharp (a mí parecer LA ANTIHEROÍNA por excelencia, creada por el británico William Makepeace Thackeray y protagonista de la Feria de las Vanidades), Emma Bovary (la célebre protagonista de Madame Bovary de Gustave Flauvert) y Elizabeth Bennet (Lizzie, la romántica y rebelde joven creada por Jane Austen en su obra más representativa: Orgullo y Prejuicio). A simple vista podemos sacar varias aseveraciones de este conjunto de personajes: que la mayor parte son creados por autores franceses (a excepción de los británicos Thackeray y Austen), todos son personajes de novela y todos pertenecen al realismo literario. Por lo que podemos concluir que soy una persona que le gusta la novela francesa realista y SÍÍÍ!!!! En verdad la adoro.


Además de estas características que podemos observar a simple vista, hay otros elementos que de igual manera son comunes a todos los personajes. En primera todos son jóvenes soñadores. En segunda todos están profundamente inconformes frente al futuro que tienen enfrente: Rastignac, Sorel y Becky no están conformes con su posición social, Mario no está conforme con las convicciones políticas conservadoras de la Francia post-bonapartista, Emma no están conforme con su matrimonio y Lizzie no está conforme con las normas sociales impuestas a las mujeres de su época. Un tercer elemento común entre todos ellos es su voluntad por intentar cambiar la situación en la que están: Sorel y Becky se dedican a seducir, engañar, robar, mentir y traicionar con tal de cambiar su situación de pobreza, Rastignac decide sacrificar sus principios morales con tal de mantener el status social que desea tener, Mario se une a un grupo de jóvenes revolucionarios que busca levantarse en armas contra el gobierno, Emma se enfrasca en aventuras extramatrimoniales a la primera oportunidad que se le presenta y Lizzie se rebela ante cualquier tipo de imposición, especialmente al matrimonio. El cuarto es que, a excepción de Mario que sí era parisino, todos son personajes de la provincia. Finalmente el quinto elemento es que, a pesar de algunos desenlaces terribles, todos logran darle la vuelta al destino que en un inicio tenían frente a ellos.


Por lo tanto, todos ellos son jóvenes inconformes, con un sentimiento de insatisfacción constante, de confusión, de soledad, de incomprensión y dispuestos a cambiar el rumbo de sus vidas muchas veces sin tener en cuenta las consecuencias que traerán, incluso para ellos mismos, estas acciones. Y sí, evidentemente, en algunos momentos de mi vida me he sentido identificado con todas estas características. En los momentos de mayor soledad en mi vida, muchas veces el leer que no era el único inconforme, fuera de lugar o insatisfecho, representaba una especie de alivio y un aliciente para cambiar mi realidad inmediata. Estos personajes me ayudaron a tener la determinación de cambiar el rumbo de mi vida y rebelarme ante un futuro que, en ese momento, me parecía tan soso y predecible. Su complejidad me ayudo a comprender mi propia complejidad y a aceptar y afrontar la posibilidad de equivocarme y de tener que pagar las consecuencias. Y, sin embargo, me dieron ejemplos claros de que se puede cambiar el rumbo. Hoy en día, trato de no olvidar esta enseñanza. Buenas noches y buena suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario