jueves, 8 de octubre de 2009

SME...



Hoy voy a comentar brevemente una columna que me sorprendió gratamente por su calidad, elocuencia y precisión a la hora de enfrentar una temática tan delicada en nuestro país como lo es la cuestión sindical. La columna es del día de hoy (8 de octubre) del gran periodista mexicano Miguel Ángel Granados Chapa y fue publicada en el periódico Reforma con el título “Un secretario provocador”. A grandes rasgos Granados Chapa nos describe la trayectoria profesional del actual Secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano, y nos brinda una hipótesis acerca de las razones por las que el Secretario, desde el inicio de su gestión y en particular en el conflicto de los electricistas, ha actuado de la manera en la que lo ha hecho.

Lozano, entre otros puestos, trabajó en el Banco de México, en el sector privado, como representante del gober precioso en el Distrito Federal y en innumerables Secretarías de Estado, por lo que, falta de experiencia o de capacidad, no le podemos achacar (lástima… me hubiera gustado echarle tierra también por eso). Lozano, de acuerdo con el periodista, ha dejado atrás el papel conciliador que tradicionalmente ha mantenido el estado mexicano frente a los conflictos entre capital y trabajo, y se ha dedicado a generar conflictos, comportándose más como parte que como árbitro dentro de las contiendas sindicales que supuestamente debería arbitrar(basta recordar el caso de Napoleón Gómez Urrutia para comprobar esto).

La hipótesis de Granados Chapa es que la actitud que ha tenido el Secretario frente al conflicto con los electricistas (brevemente les describo el problema: a mediados de este año hubo elecciones dentro del Sindicato de Electricistas –uno de los más aguerridos y organizados en nuestro país- y fue designado Martín Esparza como su representante. Como todas las designaciones sindicales tienen que tener un reconocimiento por parte de la Secretaría del Trabajo –la famosa toma de nota- los electricistas la solicitaron, sin embargo, la Secretaría se las negó, argumentando irregularidades durante el proceso de la elección –irregularidades que, desde mi perspectiva, sí son innegables-. A mí parecer lo raro de esto es que prácticamente en todas las elecciones sindicales hay conflictos, irregularidades y quejas y, sin embargo, la Secretaría solamente se pone estricta cuando hay cuestiones políticas de por medio como en este caso o en el de los mineros) es deliberada y que su objetivo es generar, dentro de Luz y Fuerza, un clima de inestabilidad tal, que lleve al gobierno federal a intervenir en ella (y de esta manera justificar el inicio de su proceso de privatización).

Corroborando las teorías de Granados Chapa me pareció muy curioso que hoy dieran su opinión acerca del tema el Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex, y que propusieran, como solución al problema, la privatización de Luz y Fuerza, argumentando que es la única manera de “darle un mejor servicio a los mexicanos”. Ajá… sí… un mejor servicio… sólo que se les olvida que exactamente hace unos cuantos meses nos dieron el mismo argumento para que apoyáramos la privatización de Petróleos Mexicanos… también se les olvida su responsabilidad en este conflicto, ya que durante años, a la clase empresarial y al gobierno mexicano les ha convenido encumbrar y mantener en las cúpulas sindicales a este tipo de personajes (ya que Esparza no es ninguna perita en dulce), quienes se han dedicado ha sido desvirtuar la figura del sindicalismo mexicano y al largo historial de luchas obreras que tiene nuestro país…

Hoy en día los gobiernos panistas argumentan que la ineficiencia, el atraso y la mala calidad de los servicios de Luz y Fuerza son culpa exclusiva del sindicato ¿es eso cierto señores?, acaso si en algún momento una institución como la UNAM tuviera problemas de eficiencia, atraso o mala calidad ¿sería culpa exclusiva del sindicato? Yo creo que no… estoy convencido que para que una institución se encuentre en las condiciones en las que hoy se encuentran Petróleos Mexicanos y Luz y Fuerza se necesitan una serie de factores a nivel interno (donde podrían entrar cuestiones sindicales, por supuesto) y externo, los cuales no se pueden limitar a lo que haga o deje de hacer su sindicato. Es demasiado simplista. Evidentemente si durante años no se le ha invertido a estas instituciones, si no se ha promovido la investigación y el desarrollo de tecnología en sus respectivas áreas, si se les ha ordeñado hasta el último centavo, si no se les ha promovido ni dejado crecer y, aunado a esto, se ha colocado a líderes corruptos al frente de sus sindicatos para no tener conflictos con los trabajadores y para exterminar cualquier intento de disidencia dentro de la misma organización, pues sí, es lógico que las cosas no vayan bien en estas instituciones. Pero eso no lo admite nuestro gobierno. De acuerdo con los panistas, la culpa de todos los males que aquejan no sólo a Luz y Fuerza, sino a todas las empresas gubernamentales, es de los sindicatos quienes, con sus “exorbitantes” sueldos y sus innumerables bonos y vales de despensa, han llevado a la quiebra a instituciones de este tamaño, lo cual, honestamente, me parece una reverenda estupidez.

Lo que me parece más grave de este asunto es que cada día se oye de manera más recurrente -por parte de la clase media en especial- una demanda constante por la eliminación los sindicatos. Por lo que, al parecer, la estrategia gubernamental está surtiendo efecto. El bombardeo mediático está surtiendo efecto. El haber puesto y mantenido a esas lacras como líderes sindicales está surtiendo efecto. Los años de represiones y disidencias dentro de la clase están surtiendo efecto. Finalmente, llegará el día en que los dueños del capital podrán deshacerse de la gran molestia de tener que dar condiciones dignas a sus trabajadores y nadie, absolutamente nadie, va a mover un sólo dedo para impedirlo. Y de esta manera los trabajadores mexicanos nuevamente quedarán a expensas del capitalismo voraz, sólo que hay un pequeño detalle que se les olvida, el costo social de este tipo de acciones es tremendo. Las reacciones ante este tipo de acciones son de la misma magnitud o incluso mucho más violentas y, créanme, a la sociedad mexicana ya no le falta mucho para explotar. Por esto les pido que reflexionen sobre este tema en particular… el enemigo no es el sindicalismo, el sindicalismo es uno de los grandes triunfos de la dignidad humana y debe seguir siendo promovido y defendido… el enemigo es el voraz sistema económico y político que nos pone en contra de nuestros mismo trabajadores, desvirtuando sus luchas y mostrándonos su peor faceta (una faceta, por supuesto, creada por ellos)… por último no hay que olvidar que tanto Calderón como Fox llegaron a la silla presidencial de la mano de la maestra. Buenas noches y buena suerte.

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